«Quiero conocerte Quiero verte Quiero decirte... Hola...»

I´ve had a heart once, now it lost. One day a British boy called Joe Sugg decided it was time to find it. This is not a sad story, this is not a cliche love story, this is a story about life Dedicated to all the Broken Souls that struggle everyday

A girl wakes up with the sound of metal hitting metal. A small red light making her able to see where she was a cage like box, with what looked like supplies put in boxes and barrels in it with the word W.I.C.KE.D painted on it. One thing went though her head. A women's voice saying "wicked is good". The voice was so loud it hurt her head. Sweating she tried to stand. The movement of the cage like thing she was in being pulled upward made her fall back down with a thud, making her hit her head. Now she was just in the darkness of her mind. She wakes up, a boy with blond shaggy hair and a strong jaw line standing above her in shock. Newt. She knew him?! How she didn't remember anything or did she? Waking up with no past thinking it will be fine. Than she knows she is the only girl! But maybe not for long, as things start changing when she comes. For better or worst?

La vida de Dominic Armstrong siempre había sido un tormento. Durante su infancia y adolescencia tuvo muy mala relación con su padre, presenciaba la violencia con frecuencia a causa de su alcoholismo. Regresaba a casa ebrio y lleno de ira, comenzaba a golpear a su esposa sin razón alguna. Dominic intentaba apartarlo y atacarlo de la misma manera, pero su fuerza no era suficiente para detenerlo. Ahora con sus veintiún años de edad, seguía atormentándose por lo ocurrido. Se sentía responsable de que su madre estuviera muerta, si tan sólo hubiera llegado a tiempo ese día... Todo parecía estar perdido. Sin sentido. Sin motivación para seguir. Las únicas sensaciones que estaban en su mente era la injusticia, odio y desprecio hacia la vida. Sin embargo, esta serie de palabras se opacaron cuando se cruzó con una chica en una situación, aparentemente, insignificante. O al menos eso parecía.

Mi abuela sentía una debilidad por Thomas, siempre le consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Incluso mis padres querían más a Thomas que a mí. Era un niño demasiado consentido para ser el hijo de la niñera. El día que el cumplio 18 años le organizaron una fiesta donde mi padre dio un anuncio: —Y por todo ese cariño que te tenemos, Thomas, queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de nuestra querida hija _______. ¡QUE! Portada hecha por @xLyraHemmingsx