La Tercera Guerra Mundial fue un error desde el principio. Se le dieron los códigos de acceso a las armas más potentes del mundo a las cabezas equivocadas. Desde ahí, todo fue en declive. El hambre acabó con unos, la radiación con otros. Algunos, obligados por la necesidad de comer, comenzaron a asesinar para conseguir alimento a como diese lugar. Se volvieron caníbales. Hoy los llamamos Carroñeros. El tiempo nos modificó a todos. La guerra fue tan terrible que el mundo, prácticamente, ha tenido que comenzar desde cero, desde las ruinas de lo que una vez fue. No existen gobiernos ni presidentes, tampoco un líder absoluto, sino varios. Personas elegidas por los grupos de refugiados, los sobrevivientes, para que los lleven con bien a un lugar donde todo podría ser mejor, un lugar de esperanza donde, como en el Edén, manan la miel y la leche. Un sitio conocido como la Zona Blanca. Mi nombre es Raquel, tengo 25 años y soy una de esos líderes que busca proteger a su grupo y llevarlo a la Zona Blanca. ¿Cómo llegué hasta aquí? Habiendo tenido que pasar por la peor de las experiencias de mi vida. Quedándome sola en un mundo que, de por sí, ya está desierto.