Hilados por las venas.
Cuando las ramas de tu vida se marchitan, no queda más que tratar de curarlas. Y de no tener arreglo: cortarlas. Pero eso último es algo que yo no me permitiría bajo ninguna circunstancia. Sin embargo, esta vez, la decisión no me pertenece, y podría decir -sin una certeza clara- que la decisión se tomó hace años sin e...