Erika es una chica que padece una enfermedad, su día a día se ha vuelto algo duro desde que le pasó esto. Un día yendo a clases, mientras cruzaba un semáforo se choca contra un hombre, que cambiará su vida de varias formas. Ella no lo conoce, pero parece ser que él sí a ella. Quizá la ayude a llevar lo que tiene encima y sea justo, lo que ella necesitaba en esos momentos. Muchas de las cosas pasadas en esta historia son bajo mi propia experiencia, sólo he agregado un poco de imaginación y fantasía a esta historia.

Esta historia nos traslada a un mundo de fantasía donde cada bez que el rey de los demonios renace en el mundo, la diosa de la fortuna escoge a seis series para que lo derroten y salven al mundo, pero, no an sido seis sino siete los elegidos esta vez,¿quien será el impostor? Esta no es mi historia, sino la traducción de una novela ligera echa por Ishio Yamagata, con los dibujos de Miyagi

PRIMER LIBRO DE LA SAGA OVER Portada de @YuriBlack sobrepeso: n. m. 1. Exceso de peso. La primera vez que Sam Yon le pidió salir padecía un ligero sobrepeso. Jungkook, por supuesto, le dijo que no. Pero eso sucedió hace cuatro años. Ahora puede decir tranquilamente que está gorda, y es que es una mole con patas; aquellas palabras que sus padres pronunciaban antaño como un sortilegio ("se le pasará cuando dé el estirón", decían) con la esperanza de que la pubertad arreglase las curvas de su hija habían sido engullidas en algún momento por los michelines; primero por gramos y después por kilos de grasa y estrías. Es un monstruo adicto a la comida basura, depresivo y asocial: es grotesca. Es una imagen que hace daño a los ojos, lo sabe muy bien. Pero aún así le sigue doliendo tener que sostenerle la mirada a ese rostro atrofiado que la contempla desde el espejo. Si su viejo amor -que no ve desde que acabó la escuela elemental -y ella se encontraran ahora, ¿qué haría él? ¿Apartaría la mirada, asqueado, o la observaría fijamente antes de echarse a reír? Esa es la pregunta que se hace algunas noches, cuando los recuerdos acribillan su rostro cansado y no la dejan dormir: nunca ha sido capaz de olvidarlo, incluso cuando sabe que todo su viejo cariño se ha convertido en alguna parte del proceso en rencor efervescente que espera pacientemente, atrapado en una botella de Coca-Cola olvidada, a que alguien desenrosque el tapón. Y ella lo hace. O, más bien, son sus padres quienes lo hacen cuando deciden que la mejor manera de alejar a su hija del acoso que recibe es cambiarla de instituto. Lo que ellos no saben es que en el nuevo centro se reencotrará con su peor detractor.