Por un beso
-¡Ya déjalo! -volví a empujarlo lejos de mi novio, más enojada que nunca. Sin embargo, él parecía divertido. -¿Y qué gano yo con eso? -sus perfectos dientes blancos se asomaron bajo su sonrisa burlona. Mi mandíbula tembló, pero en mi voz no se traslució el miedo y la impotencia que sentía en ese momento -¿qué quiere...