Intermedio.
Ese día fue común; lo mismo de siempre: millones de besos, centenares de ilusiones y entre dos corazones, uno que quedaba en pedazos. ¿Qué ironía, no? Pensar que un corazón se puede destrozar segundos después de haber llegado justo al éxtasis de la plenitud. No sé si sabía lo que sentía, no sé si fingía no saber; sólo...