Hola, pequeño.
No creía que nadie pudiese experimentar tanta felicidad en un solo acto. Una sola persona le hacía sentirse tan afortunada y completa. Sólo cuando pasaba el cuchillo por el cuello de esas personas experimentaba el tremendo placer de sentir que servía para algo en este mundo. Ylia Riner, una chica callada con un libr...