El destino.
El era como porcelana, su corazón lo era, y desde aquel día, no quedo rastro de sus pedazos, que fueron arrasados por la tormenta de invierno donde la muerte le susurraba su hallar en pleno bosque del amor.
El era como porcelana, su corazón lo era, y desde aquel día, no quedo rastro de sus pedazos, que fueron arrasados por la tormenta de invierno donde la muerte le susurraba su hallar en pleno bosque del amor.