richardmparker
Martha Johnson nunca se había cuestionado nada. Seguía un estilo de vida convencional marcado por las normas sociales. Tenía un novio formal des de hacía una década que pronto se iba a convertir en su marido, un gato que hacía de hijo mientras esperaba al de verdad y una casa a medio pagar.
Cara Rinaldi era la pieza que faltaba para completar y, al mismo tiempo, desordenar la vida de Martha.