Yo... Yo tenía ese pequeño corazón obscuro que ya no sentía entre mis manos, siempre cuidando de él para que un día se tiña de un color carmesí y empiece a sentirse tal y como el mío lo hace por ti. Pero un día ese corazón empezó a palpitar y teñirse de un rosa suave, creí que al fin empezaba a sentir algo por mi. Per...
Las flores retomaban su color habitual y las hojas empezaban a materializarse poco a poco en las ramas solitarias de los árboles. Los cabellos de la castaña que admiraba el paisaje se movían al compás del suave viento que al mismo tiempo mecía las partes más largas del césped mientras las partes más cortas los seguían...