Supongo que no leerás esto, porque casi no lees, pero como sé que nunca voy tener narices para decírtelo, voy a escribírtelo, sin que te des cuenta y sin que lo sepas.
- Tengo que irme. - dijo el.
- Por favor, no. - contestó ella, entristecida.
- No será mucho tiempo. Te lo prometo.
- suspiró - De mientras, te espero.