Raoul tiene dieciocho años y se lleva bien con toda la gente de su edad que habita en su pueblo vacacional y a parte de las personas del pueblo de al lado. Agoney está frustrado con el mundo porque no entiende por qué tienen que veranear en un pueblo perdido de la península si ya tienen su isla. Aquel mes de julio, con el olor a sal y la brisa marina golpeándoles el rostro, Raoul descubrirá a la primera persona que le sacará su lado más introvertido y Agoney pensará que, quizás, no todo es tan malo en aquel pueblucho.

Pequeñas escenas de una misma historia. Agoney dice ser hetero, Raoul no deja de tirarle fichas.

Es extraño. Se suponía que Jon y él eran almas gemelas, que lo suyo era para siempre, que no habría nadie que pudiese equiparar su conexión... Pero ahora, en medio de una de las calles más transitadas del centro de la ciudad, Raoul descubre que la conexión con un completo desconocido puede ir mucho más allá.

Su voz era el poliedro más perfecto que había visto jamás

Tatau: de origen samoano, Polinesia. 'Ta' se refiere a golpear. 'U': hace referencia al color-tinta. Por lo que tatau significa golpear de forma repetida a fin de introducir color. Raoul está jodido, muy jodido. Para colmos, cada vez que observa su espalda a través del espejo tiene esa marca que se lo recuerda constantemente. Si la vuelve a ver una vez más, revienta el espejo de un puñetazo. Raoul está muy jodido pero en su estado de desesperación encuentra a Agoney quien, entre tinta y dolor, parece tener la solución a su problema.

Cuatro veces en las que Raoul intenta declararse a Agoney y una en la que no hay intento.

Una tormenta. Un pasado del que huyes. Una nueva oportunidad para sentir. A veces hay que dejarse llevar y saltar al vacío. Una historia de piel, sexo y principios. Un reto.

Raoul y Agoney se encuentran bajo la lluvia, y será el principio de algo que, esperan, no tenga final.

¿Qué harías por probar nuevas experiencias?

Ragoney, en una barbería de Barcelona.