Donde Louis trabaja como tatuador en un pueblo pequeño y su cliente habitual es un hombre extraño llamado Harry. 02/08, #1 en ranking "1d"

Lo que somos capaces de hacer por ganar una lucha contra nosotros mismos. Si las personas sabemos una cosa, es que nosotros mismos somos nuestro peor enemigo pero a la vez el mejor amigo. Podemos odiarnos por las acciones que hacemos y sus consecuencias. O bien, podemos sentirnos agusto con nosotros mismos. Cada acción tiene su consecuencia y cada consecuencia tiene su efecto en las personas. Había pasado algo y ella no había actuado. Ella estaba encerrada en su cuerpo. Ella no podía escapar. O tal vez ella no lo iba a intentar.

Pegó sus labios al micrófono.-Madrid, quiero oírlos gritar fuerte.-levantó sus brazos en forma de 'V' para que el público comenzará a gritar con todas sus fuerzas al ritmo que los movía. La audiencia estaba completamente loca esa noche. Cantaban todos al ritmo de las canciones, ninguna podría pasarse desapercibida. Hizo pausa en una de las canciones-Que hermoso público tenemos hoy en Madrid.-observó hacia alrededor.-Aqui tenemos a un chico, ¡vaya!.-los guardias lo ayudaron a bajarse del escenario y se dirigió con el único chico que había en la primera fila. Se paro en seco al verlo y negó rápidamente.-Muy bien chico, ¿Cuál es tu nombre?.-relamió sus labios mientras esperaba respuesta de éste. -Louis.-tragó saliva. Estaba rojo como tomate, toda la audiencia tenía los ojos puestos en él. Harry pidió que aplaudieran para él, lo cual hicieron. Le sonrió por última vez y fue con los guardias. Quiero que lo hagan, por favor.-aquellos hombres cedieron. Mientras Harry se subía al escenario ellos se dirigieron con Louis. -Que mi..a donde...sueltenme!.-Louis trató de zafarse pero no lo logró. Eran demasiado grandes y toscos. -Tranquilo Louis, te llevan a un mejor lugar.-mencionó Harry por el micrófono y le guiño el ojo. Louis se puso completamente rojo y dejó de hacer fuerza.