Irgan había mantenido conversaciones con gente de diversos países formados por agua, fuego, viento y tierra. Había visto cuerpos devorados por plagas y plagas devoradas por un mal mayor, y por tal causa creía haber visto a la mayor de las plagas, junto a las muertes más deshonrosas. Creía haber pensado más allá de lo que cualquier otro hombre joven hubiera conquistado en su mente, y creía ser distinto, de mayores dotes, incluso entre quienes habían sido bendecidos con la belleza y el ingenio. Pero lo que Irgan no había considerado, lo que debía concebir y lo que realmente cambiaría su destino, era que se encontraría de frente con el mismísimo infierno.

Los cuentos de hadas siempre tienen un final feliz. El príncipe encuentra a su princesa y la lleva en su corcel blanco a ver el amanecer por el resto de sus vidas. Pero ¿cuánto dura una vida? ¿Cien años o un día? No tuvo que luchar con dragones ni escalar la torre más alta, él encontró a su princesa en esa cama de hospital. No tenía cabello para arrojarlo por la ventana, solo una enorme sonrisa que le hacía soñar con su final feliz; pero su princesa no duró para vivir con él su «para siempre». ACLARACIÓN: Esta obra es un relato corto compuesto de frases y aforismos. No es una historia narrada por un niño. Todos los derechos reservados©

Boris es un muchacho de diecisiete años, guapo, atractivo, en busca del amor en esta nueva etapa que otorga la primavera en los corazones... ―Espere, espere un toque. ¿Qué es esa mierda? ―¿Pues qué más? El resumen de la historia. ―¿Me está jodiendo? ¿No tiene nada más qué decir de mí aparte de que soy guapo? Que lo soy, ¿eh? Pero soy un personaje mucho más profundo que eso. ―A ver, según lo que tengo aquí usted es un hombre blanco, heterosexual, de familia católica, con cero intentos de suicidio... No, no tiene nada interesante. ―¡Los hombres blancos heterosexuales religiosos también tenemos grandes historias que contar! ―Mire, le voy a poner «heteroflexible»... ―... ―Por cierto, el hijueputa que diga que en los resúmenes no se ponen diálogos le metemos un pichazo.

Cleo es muda. No puede hablar, pero tiene otras formas de defenderse. Blas sí puede hablar, pero no tiene nada que decir.