EL LLANTO DE ISAK
Isak era feo, pensó, era el tipo de alfa que te desgarraba el corazón de una mirada y te ahogaba al segundo siguiente con su aroma putrefacto. Era el tipo de bestia que te obligaría a correr aun si tuvieras los tobillos rotos, ahí, al primer momento que se siente el aroma de su sangre podrida, aquella viscosa y negr...