Savannah Evans siempre ha sido una chica con una autoestima por las nubes. Acostumbra a ver los malos tiempos con buena cara, capaz de estar en las más ridículas situaciones sin explicación; hacer sentir vergüenza ajena a cualquiera solo con abrir su boca. Esto empeora al entrar al instituto Eagle High para su último año, luego de haber estudiado la mayoría de su vida en su casa. Usualmente no solía confraternizar con adolescentes de su edad, ya sea por los constantes viajes de trabajo de sus padres, o porque ella lo prefería así. Al llegar a Eagle High se encuentra con el cliché de jerarquía de poder de los populares. Brandon Shaw como el chico sexy jugador de todo tipo de deporte, y mujeriego por excelencia. Kyle Mathews, mejor amigo del mujeriego, chico tierno y encantador que parece no romper ni un plato. Gracias a Brandon, Savannah conoce a sus nuevas amigas: Miranda, Megan y Ashley; estas dos últimas conquistas del dicho mujeriego. Cansadas de la jerarquía de poder de Brandon, idean el plan cliché de enamorarle para luego dejarle. Las cosas empiezan a salir de control cuando las chicas comienzan a tener otros tipos de intereses y Savannah comienza a sentir diferentes sentimientos a los que debería; se le puede sumar que ahora se ve envuelta en un triángulo amoroso entre Brandon y Kyle. Pero, todos conocemos el desenlace del cliché ¿No? Lástima que llega Chaz Simmons a poner el mundo de cabeza a algunas personas. Chaz, primer amor de Savannah llega para formar un lindo cuadrado amoroso; solo que este chico no es nada parecido a como Savannah lo conocía ¿Cuál de los tres chicos es la mejor opción? Lo único que Savannah puede pensar es: ¡Al diablo los clichés y el amor! OBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE BAJO EL CODIGO: 1305225140104

Mi abuela sentía una debilidad increíble por Daniel, siempre le consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Ella creía que a él le faltaba cariño, pero la verdad es que no; para nada. Incluso mis padres querían más a Daniel que a mí. ¡Era un niño demasiado consentido como para ser el hijo de la niñera! Mis hermanas estaban encantadas cuando él llegó, escondido detrás de la falda de su madre con la nariz roja y los ojos hinchados de tanto llorar. Yo sabía que su presencia significaba problemas. El día en que entró a nuestras vidas fue como un nuevo nacimiento, todos se preocupaban de él: si tenía hambre, la cocinera le preparaba comida lo antes posible; si quería jugar, mis hermanas se turnaban para entretenerlo; todo lo que él deseara estaba ante sus ojos en menos de cinco segundos. Y a mí me dejaron de lado, abandonada entre las sonrisas que le dedicaban a él. Fue la infancia más tediosa que se pudieran imaginar. A pesar de que la madre de Daniel estaba allí para cuidarnos, su hijo era el protagonista. Era tierno, adorable, amable, cariñoso, risueño y un montón de bobadas más que pensaba la gente acerca de él. Daniel se había robado mi lugar en la familia y lo peor es que a nadie le importaba. Por eso lo odiaba.