Erik Hastings era el chico perfecto en todos los sentidos. Siempre que le preguntabas a alguien sobre él te decía lo mismo. Erik es amable, disciplinado, deportivo, amistoso, listo, atento, atractivo y tiene montones de amigos y a todas las chicas de su instituto enamoradas. Y es que nada podía ir mal en la perfecta vida del perfecto Erik, excepto por una cosa... Un día, al final de clases, Erik encuentra una carta sobre la mesa de su escritorio. Lo único que la distinguía de una carta normal era el sello en forma de corazón rojo y la letra que estaba escrita a ordenador. Lo que parecía ser al principio una carta de amor en la que alguien le confesaba su amor anónimamente había resultado ser todo lo contrario...

Solo esperaba una vida tranquila y normal, no aspiraba a nada más, pero me arrastraron a otro mundo ¿Porque debería contenerme? ¡Haré lo que quiera cuando quiera! ¿Quieres pelear contra mí? ¡Soy un demonio cruel, un caballero sin igual! ¿Piensas engañarme, usarme? ¡Soy un rey con conocimientos infinitos! ¿Eres miles de veces más fuerte que yo? ¡Soy un monstruo que nunca se detiene! ¿Tocaste a mi familia? ¡Soy un hombre que haría todo por su familia! Solo puedes esperar la muerte ¿El mundo entero quiere detenerme? Lloren o griten, no me detendré ¡Vengan todos contra mí al mismo tiempo! No podrán hacer nada, todo la creación está en mi mano ¡Yo soy imparable!