¡Entrenador, A la Cancha!
Sólo fue necesario un instante, ese corto momento en el que Minho se dio la libertad de alejar la mirada. Era hermoso, con sus pómulos altos, su nariz de botón, y sobretodo la pasión con la que estaba exclamando. Si tan sólo no fuera el presidente de la asociación de padres de familia, y el padre de dos de sus estudia...