NACOSTO
Dolia mi estómago de tanto reirme al otro lado de la puerta, imaginaba la cara de póker de Ian y sus ganas de matarme por aquella pequeña broma que le había jugado, vaya que era tonto, no sería capaz de matar una mosca. Al fin decido entrar a la habitación dandole la espalda a Ian mientras cierro la puerta, lo habrí...