La Gran Bestia sale de su cueva a cazar niños que encuentra y nadie sabe el por qué. La Luna observa en silencio y en sus cráteres oculta la verdad. Pero no le queda nada más que callar.

Una recopilación de huesos descompuestos y carroña humana. Una recopilación donde más de uno se perdió en el camino y no fue capaz de reencontrarse a sí mismo. Donde más de uno torció el rumbo y le escupió a su cara trastornada en el espejo. Ah, como apesta a sangre y a humo aquí abajo. Pronto se incendiarán estos cadáveres con el alcohol de la alacena. [Una serie de cuentos sin orden alguno.]

La soledad, la frescura, los cantos apagados de cuervos en la lejanía... Todo aquello esta puesto en escena dentro de un cementerio lúgubre y concurrido. Andrea, nuestra protagonista, ama caminar por aquellos pasillos, admirar las estatuas de ángeles, las fuentes, las gárgolas. Observa las lapidas, se imagina quienes podrían haber sido las personas allí enterradas, para ella el cementerio es un lugar en el cual se siente en paz. Hasta que se revela nuestro segundo protagonista, un joven ―que según Andrea es bello y con rasgos griegos― el cual visita a su mujer sepultada. ¿Qué pasara cuando sus caminos se crucen? ¿Cuándo se enteren que ambos deben estar juntos? 2016: Agregada a la lista de historias destacadas de Misterio/Suspenso. 2020: Seleccionada #cortosdemisterio por @MisterioEs. Todos los derechos reservados. ©

Dan tiene una fascinación por la observación de «especímenes raros» y Elijah es uno. Quizás es el comienzo de una amistad que trata de construir el primero, antes de que el segundo caiga. Ó. Quizás, sean especímenes raros juntos.

El 4 de enero de 1917, Fiedel dejó que el cuerpo sin vida de quien fuese su único amor, la música, descansase junto a los restos de su más odiada enemiga: la cordura. Las dos murieron por la mano del joven violinista, quien vivió perseguido por los fantasmas de ambas hasta el año de 1935, cuando decidió refugiarse en un laberinto de letras del que esperaba no salir con vida. Este es su testamento.

La vida tiende a tratarte mal, pero el ser humano y todas esas malditas novelas optimistas te quieren convencer de que las cosas malas son para enseñarte algo: ser una persona feliz. Pero ¿qué cosa buena puedes sacar de una muerte? Nada más que desamparo. Es por eso que el pesimismo latente de Felix Frederick lo ha llevado a soltar más de alguna verdad en el grupo de apoyo que asistía. Ahora, por haber perturbado el orden en el sótano de la iglesia y frente a un respetado cura, tendrá que hacer servicio comunitario obligatorio durante 90 días. Para cualquier individuo el castigo dado por el juez es una suerte; para Felix es todo lo contrario. ¿Empatía? ¿Ayudar al prójimo? ¿Ocuparse del bien común? Esas son cosas que su amigo haría, no él. La última vez que decidió ayudar a una persona terminó perdiéndola, y todo lo que ella le enseñó está guardado en un cofre que no quiere abrir. Por otro lado, nada podría limpiar la mala reputación que los medios de comunicación le han dado con sus exageradas noticias. Todo mal... Sin embargo, no le queda de otra que aceptar esta penitencia, la cual sea, tal vez, lo que necesita para volver a abrir el cofre. Y si no puede hacerlo por sí solo, siempre estarán las estrafalarias aventuras en el servicio para ayudarlo.

Un cadáver, una ciudad marcada por la decadencia y un detective cuya obsesión por la muerte lo empuja hacia los límites del secreto y la corrupción. A finales de los años 50, en la Ciudad de México, la desaparición de una joven de clase acomodada sacude a la sociedad. Tras casi un mes de búsqueda, su cadáver es hallado en los oscuros rincones de Miraflores. Espíndola, un veterano detective de métodos poco convencionales, se enfrenta al caso con su peculiar obsesión por los enigmas ocultos en la fauna cadavérica. Pero lo que parece un asesinato más en una ciudad acostumbrada a sus propios demonios, pronto revela una verdad mucho más perturbadora. Espíndola descubrirá que la muerte de la chica está conectada a algo mucho más siniestro y que las respuestas no solo se encuentran en las pruebas físicas, sino en los acertijos que la propia muerte ha dejado detrás. (Serie Fauna Cadavérica) [[Ganadora de los premios Wattys y destacada en el perfil oficial de Misterio]] Advertencia de contenido: esta obra contiene escenas para mayores de 16 años y temáticas relacionadas con la entomología forense. Se sugiere discreción. Portada hecha por mí. Fotografía realizada por Egor Kamelev, disponible en Pexels.

El Chevrolet Camaro acaba de llegar en el interior del contenedor de un buque mercante. El cometido, en teoría, es muy sencillo. Se coge, se entrega (si es que no se cae a trozos en la carretera), se recibe la pasta y listo. Nada más, y no se aceptan preguntas. Rápido, fácil, y casi se podría decir que hasta limpio. Siempre que no se toque lo que lleva dentro, claro. Bien, a los chicos les parece que es pan comido, al menos en teoría. Y hete aquí que, como suele ocurrir en este tipo de asuntos, el amigo Murphy, el de la tostada untada de mantequilla, asoma el morro y decide que si algo puede torcerse lo acabará haciendo. Porque no parece que los pijos, los nazis y los gitanos estén totalmente de acuerdo con las condiciones que se han establecido para el intercambio.

Belinda era sirena, hija de la líder de los rebeldes del reino de Atlántida, cuyo reino era gobernado por la reina Attina que provocó grandes injusticias y sentenció el decreto de prohibir atravesar la superficie terrestre por la muerte de su hermana menor en la tierra. Pero sobre todo, Belinda era una madre despechada tras la misteriosa muerte de su hijo Lisandro, que tenía como padre al príncipe heredero atlante, Marcelo, con quien Belinda tiene un peligroso romance. Alessandro era un niño que vivía a orillas del mar, pero las buenas obras de la realeza terrestre por el pueblo no lo alcanzaban. Su madre Estela lo detestaba y a duras penas se encargaba de él, hasta que ella desapareció sin dejar rastro. Su tío Jeremy se encargaría de él a cambio de vender el cuerpo de su sobrino así como lo hizo con su nuera Estela. Alessandro crecería desdichado y abusado, sin que nadie que lo amara. Sirena y niño humano se reencontrarían justo cuando sus vidas se encontraban en peligro, hallando la salvación en el otro, y se empezaron a ver cada tarde en la orilla de la playa. Belinda se encariñaría con Alessandro hasta adoptarlo como su propio hijo, y este, la adoptaría como su madre del corazón, y obsesionándose a su vez, con lo místico y hermoso de las profundidades marinas: el mundo de las sirenas de Atlántida. Portada por: @Ang3lBlue ¡Muchas gracias!

La vida no le sonríe a Shannon, un chico que ha perdido a su familia a manos de un extraño enemigo. Cada día espera el regreso de este ser sobrenatural para tomar venganza, pero apenas comienza a descubrir sus propios dones, se ve envuelto en algo más grande: una guerra entre dos bandos por el futuro de la humanidad. Shannon entenderá que el mundo no es blanco o negro, sino gris, y en más de una ocasión se replanteará si el destino que ha elegido es el correcto.