jnietofallas
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¨Quien nos dará energía cuando se vaya.
Quien cuidara al sol en el cielo.
La hija de Sunne montará.
Cuando Rojam y Ronim se roben su aliento.
Los pasos de su madre seguirá¨.
Se escuchó la oración más allá de las puertas del templo, era común para los pueblerinos venir cada día a dejar una ofrenda de fuego a su diosa, las personas se acercaban a prender un incienso de madera para luego caminar al altar a encender una candela color rojo y orar por los valientes guerreros ignisoles que defendían sus tierras.
Los guerreros eran considerados escogidos por la diosa Sunne como protectores, contra las garras de las lunas Rojam y Ronim, por lo que se podía ver a varios vestidos con pieles de animales exóticos en las entradas y a cada lado del altar.
No quedaban muchos en el pueblo, antaño hubo una gerra que los llevo al borde de la extinción, a manos de sus enemigos directos, los leales de las lunas, Aquantes de las tierras de Fengari más allá de los oceanos.