DOS SÁDICOS.
La vida para Okita Sougo había sido bastante monótona. Su vida y rutina era el Shinsengumi e intentar matar a Hijikata. Sólo cuando se encontraba con la china de la Yorozuya salía de esa aburrida monotonía y se divertía peleando con ella. Nunca había un ganador, los dos -a pesar de que ella era una Yato y que con diec...