Ana Beltrán se encontraba leyendo las últimas páginas de la novela "entre las calles", cuando la tormenta que acechaba la ciudad cuaso un apagón en los condominios donde reside. "Tan cerca de Kayle y su venganza" decía maldiciendo el inoportunio del apagón. Llevaba días obsesionada con el protagonista Kayle; un detective en declive que tras el asesinato de su prometida que tomó la investigación del caso dejándose llevar por sus deseos de venganza arruinó su carrera. Ana se rindió ante la tormenta, no podría pelear contra ella ni nada por el estilo, así que simplemente cerró sus ojos y cayó ante el sueño. El ruido incesante la despertó, pero no era su habitación, estaba todo tan desordenado que parecía la guarida de una rata. Dónde estaba, eso quería saber aunque primero debía tener cuidado por si había sido secuestrada. "¡Carmen, sé que estás ahí, ya es hora de ir por el cargamento!" el nombre lo conocía mejor de lo que hubiese deseado; la habitación; la cantidad indescriptible de medicamentos sobre la cómoda. Estaba claro, pero lo fue aún más al verse en el espejo, ella era Carmen Ríos y moriría el día que fuese a la reunión contra Kayle. Ahora debe evitar morir como su personaje y entender qué hacía dentro de esa novela.