AshleyMoa
La Fórmula 1 siempre ha sido una competencia feroz, pero nadie imaginó que la verdadera batalla se daría fuera de la pista... por Lando Norris.
Todo empezó en una rueda de prensa en Mónaco, cuando un periodista -con alma de chismoso profesional- lanzó la pregunta más peligrosa del paddock:
-Lando, ¿quién ha sido tu mejor compañero en McLaren?
Carlos Sainz, con su sonrisa de niño bueno y ese acento que podía hacer que cualquiera se derritiera, cruzó los brazos.
Daniel Ricciardo, sentado más atrás, levantó una ceja, divertido pero ya listo para la guerra.
Oscar Piastri, quien usualmente no mostraba ni medio gesto, apretó la mandíbula.
Y Lando... tragó saliva.
-Eh... yo creo que todos han sido geniales, ¿sabes? Cada uno tiene algo especial- tartamudeó, sonrojado.
Andrea Stella se giró hacia Zak Brown, ambos sentados detrás de escena con expresiones de absoluto entretenimiento.
-¿Apostamos quién pierde primero los estribos?
--respondió Zak, riendo.
Carlos insistía con su pasado compartido con Lando, las risas en los días de lluvia, las carreras de carritos en los boxes.
Daniel sacó las fotos de su bromance con Lando, incluso el infame momento en el que le regaló una piña con gafas de sol.
Pero Oscar... Oscar estaba callado. Muy callado.
Cuando Lando, nervioso, trató de escapar del caos sentimental, huyó hacia el único lugar donde sentía seguridad: los brazos de Lewis Hamilton, quien -extrañamente cómodo en el hospitality de Ferrari- lo envolvió con su chaqueta roja como un ave protegiendo a su cría.
-Shh... tranquilo, nene. Déjalos pelear por ti si quieren, tú quédate aquí. -dijo Lewis, acariciándole
-¡Yo estuve ahí desde el principio! ¡Lando y yo éramos "Smooth Operators"! -bramó Carlos.
-¡Por favor! ¡Yo lo hice reír cuando estaba en su peor momento! ¡Eso no lo olvidas, hermano! -exclamó Daniel, ofendido.
-Ya basta. -La voz grave y peligrosa de Oscar los silenció. Había salido del modo robótico. Estaba