Una carta, siete pistas incriminatorias y treinta días para enmendar su pasado. Tic tac, tic tac, la carrera de Lizent hacia el abismo ya ha comenzado. . . . Sábado 23 de julio de 1894 Inicia el infierno. El heredero de la fortuna familiar así como el lastre que representa su apellido recibe una carta que acaba con su cordura. Sin señal alguna de procedencia, todos parecen culpables en un crimen impronunciable. Tiene treinta días para enmendar su pasado, encontrando los errores de otros en un purgatorio que parece no tener final. Debe expiar cada pecado, antes que el tiempo se agote. Puedes huir, pero el reloj acaba por alcanzarte. Siempre ten cuidado al correr sobre el abismo. ❤️Historia ganadora de #Wattys2018 en la categoría "Los Pioneros" ❤️ ⭐ Historia destacada del mes de octubre en @MisterioEs⭐

Los cuentos de miedo debieron haber nacido cuando nos pudimos comunicar, en alguna caverna de seres atónitos ante los milagros que la naturaleza ofrecía y a los cuales no se les podía encontrar explicación. Más tarde, las diferentes culturas crearon leyendas organizando esos miedos en relatos y transmitiéndolos de generación en generación. Cuando la literatura se ocupó de esos temas, encontró en esas historias una inmensa cantidad de materia prima que, con los trabajos de escritura, dio lugar a los primeros relatos de terror. Hechos sobrenaturales, misterios inexplicables sobre criaturas fantásticas y desconocidas por el hombre. Eso es lo que se ofrece hoy al lector, una colección de relatos de horror donde se toparán con algunos de los miedos más recurrentes en la psiquis del ser humano. Aquellos que no siempre provienen de un ser fuera de este mundo.