Quizás sea verdad y los seres humanos somos los únicos animales que tropiezan dos, tres, cuatro, cinco veces con la misma piedra. No voy a decirte que volvería a tropezarme contigo, porque no es verdad. La piedra es el error; y tú nunca fuiste mi error. Fuiste mi salvación.

En la época victoriana, Katherine Dravax es una joven de la nobleza, pero como todos tiene un oscuro pasado y a la vez presente por sus secretos: además de ahora ser la cabeza de la Casa Dravax, es la guardiana de la reina, resuelve los casos más difíciles alrededor del mundo bajo el comando de la realeza, pero su puesto está en Inglaterra. Siendo una inteligente chica y estratega, ¿resolverá el mayor caso que es la muerte de sus padres? ¿Y su trato? Un trato con un demonio: "-Quiero que me ayudes a vengarme, a encontrar a los causantes. Destrozar a los que me lastimaron. -Tardara un tiempo. Podrían pasar años. -No importa, los quiero muertos. -¿Y que me darías a cambio, Katherine Dravax? -Lo que quieren los demonios, ¿no? Mi alma."

Grace Leanway se puede considerar una persona afortunada. Ha vivido la mayor parte de su vida en libertad, disfrutando de su niñez con su familia y amigos. Solamente a los diez años, cuando su poder se intensificó y los agentes lo notaron, fue trasladada a un centro. Aún así, todavía siente los altos muros de piedra cernirse sobre ella como paredes de clavos y apenas ve el cielo encapotado de Inglaterra a través de las raquíticas ramas de los árboles. Sin embargo, lo acepta. Al fin y al cabo, ¿de qué puede quejarse? Su vida era esta desde un principio. Pero con la llegada del chico de los cultivos y sus ojos avellana, la vida de Grace da un brusco giro y comienza a ver salidas por todas partes. Hay tantos fallos en el sistema... Pero solo para los que pueden verlos.

Este es Peter Müller, de casi 16 años de edad. Ya han pasado 5 años desde que su madre y su hermana mayor, Sylvia desaparecieron, dejándolo solo con sus abuelos maternos. No muchos días antes de su marcha, Sylvia le había enseñado a Peter un secreto que casi les costó a ambos la vida, aunque el muchacho está ahora convencido de que todo aquello fue un sueño o algo por el estilo, un mero producto de la viva imaginación de un crío de tan solo 10 años. Sin embargo, cuando una extraña señal en forma de cajita de madera llega a manos de sus abuelos, cosas cada vez más extrañas comienzan a manchar la vida del adolescente de Peter como la tinta de un bolígrafo estropeado.

La vida de Julian, un joven con una peculiar personalidad un tanto inexpresiva, era como cualquier otra, sin nada especial. La inesperada llegada de Noelle, una muchacha sencilla que, en comparación a Julian, tiene una manera muy diferente de pensar y ver las cosas, influirá en su perspectiva de vida mucho más de lo que se imagina. Algo que hay que tener en cuenta: Mientras él es pesimista, ella es optimista. Y así son en muchos aspectos más. Pese a sus diferencias, logran crear una hermosa amistad. Sin embargo, Julian tendrá que lidiar también con sus fantasmas del pasado: recuerdos de un hecho triste y trágico que prefirió ocultar en lo más profundo de su mente. Si estás buscando fantasía en este relato, te has equivocado. Una historia sobre el valor de la amistad, acerca de las enseñanzas de la vida respecto al olvido, amor, errores y demás, es lo que nuestro protagonista nos contará en cada una de sus últimas cartas. «No estoy muerto, solo han dejado de pensar en mí. Y es que solo existimos cuando se nos recuerda. Porque si nadie piensa en nosotros, si nadie se preocupa de nuestra existencia... ¿Cuál es la diferencia de estar bajo tierra y la de soportar tal soledad?». La presente obra titulada "Últimas cartas" está registrada con código 1402150156009, en el Registro de Propiedad Intelectual de Safe Creative. Todos los derechos reservados. © #31- No ficción. #28 - Epistolar.

—¿No pertenezco a ese mundo, verdad? —Perteneciste en su día. —¿Y a dónde pertenezco ahora? —Ahora eres una marioneta de las sombras.

A veces es mejor ocultarse. Otras, es preferible dar la cara. El destino es tu peor enemigo. Ariel sabía perfectamente quien era, no cómo esas niñas estúpidas de los libros de fantasía que no se daban cuenta de su potencial hasta que un niñato guapo se daba cuenta. No, Ariel no era como ellas, pero a pesar de ser consciente de su situación no pudo imaginarse lo que se le venía encima.