Hace mucho tiempo existia un príncipe que vivia en un gran castillo, era incomprendido por el mundo que lo vio crecer. Su padre no lo valorada suficiente y su hermano sin darse cuenta le abandono por su novia y sus amigos, quienes le tenian recelo. El hombre al darse cuenta era hijo del enemigo, sintiéndose desolado y traicionado por quienes amaba cayo en manos de un titan loco, quien al fallar su mision juro venganza en su contra. Au post-vengadores

He intentado millones de veces escribir algo que no tenga que ver con el dolor, pero hace tiempo mis musas ya eligieron un camino y solo así soy capaz de escribir. Comencé escribiendo lo que no podía decir y acabé haciendo un libro.

A veces, aunque no siempre, la aparición de un síntoma cualquiera en la vida de una persona, o la irrupción de la angustia, le producen un estado de desamparo infantil, un estado que le recuerda a otros momentos vividos cuando ese desamparo era mitigado por el amor y la protección de su padre. No sin ambivalencia, por supuesto, porque esa dependencia del amor a los otros, esa necesidad de protección frente al desamparo humano suele acarrear un odio importante que se refleja en la vida de los niños de mil formas distintas. Pero, aún así, el síntoma, la aparición de la angustia, al producir ese desamparo incitan a una demanda de amor. Asi comienza esta historia de un amor de un padre que muere por un terrible accidente.

Cada cual comprende que vivir en el presente no es renunciar a toda relación con lo que fue. Sabiduría no es amnesia. Además ¿quién podría vivir sin memoria? ¿Qué sabríamos de nosotros mismos si no recordáramos lo vivido?

Una chica crea un grupo en Whatsapp para conversar con sus amigos, misteriosamente ella sale del grupo una noche, y se mete un "Desconocido" al grupo que mandará fotos de ella muerta y probablemente de otros integrantes.