WendyGarciacano
-¡Vas a volver a la cafetería, vas a volver a trabajar y vas a salir de este puto agujero!- dijo tomándome de los hombros, empuje a Tallulah y forcejee con ella intentando sacarme de su agarre. -¡he dicho que no! No me hagas darte un puñetazo en la cara- dije mirándola frente a frente. Ella paro en seco, las lagrimas seguían cayendo con desesperación de sus ojos, se estaba rindiendo y la entendía, ni siquiera yo quería su ayuda. El silencio hacia eco en la habitación, me estaba volviendo loca y lo sabía, ella también. La mire por última vez y sus ojos azules me veían igual a como lo hacian aquel día de la traición, aquel día en que ella había firmado mi decadencia, sentí rabia y con toda la ira de mi ser le grite -¡Que te largues!-. Ella tembló un poco al escuchar el estruendo de mi voz, entre jadeos y lágrimas, salió de la habitación lentamente como si aun tuviera esperanza, me dio una mirada más y al final, se fue cerrando la puerta. Me di la vuelta de inmediato, comenzando a llorar en medio de la sala que yacia entre basura, suciedad y escombros de no se que. Camine hasta mi cama, donde encima de las sucias cobijas estaba su camiseta, esa camiseta. De inmediato me tumbe a la cama, rompiendo en uno de los llantos más desgarradores qué he vivido y entre el dolor más profundo de mi alma, tome la camiseta de Ville entre mis manos y aun oliendo su aroma, grite su nombre en el desespero de que aun pudiera escucharme en la lejania.