Todos me miran
Las palabras para dejarme fueron claras y concisas: Sos muy fea para mí. Era el colmo. Más que el colmo, era humillante. Así había terminado mi día, parada en medio de mis queridos compañeros riéndose y mojada por la lluvia y por mis lágrimas. Por esa razón decidí vengarme, y no una venganza de esas en las que av...