AleexisAleex
Respira profundamente. Abre los ojos, la niebla no quema, no corta, no duele. La niebla te acoge y te envuelve. Es fría, pero extrañamente agradable. En la niebla no hay nadie, solo tú. Y vas convirtiéndote en la niebla poco a poco, sin que te des cuenta. Formas parte de ella.
Ash Wood, nuestro pequeño protagonista, mira la niebla y respira hondo, pesado. Pero aún no es momento de entrar en la niebla.
Aquí hay monstruos, fantasmas, animales y personas. Aquí hay una puerta roja y hay miedo. Aquí hay habitaciones, muchas, y hay lágrimas. Aquí solo faltas tú, querida lectora, querido lector, tú y tus ganas de entrar en la niebla.