Eduardo ha nacido para sufrir. Marcado desde la infancia por la violencia, el abandono y la vergüenza, ha aprendido a sobrevivir entre ruinas humanas, pastillas psiquiátricas y promesas rotas. A los veinticuatro años, tras años de encierro y silencio, cree haber hallado una grieta de luz en Carlos, un hombre que parece ofrecerle ternura... ...pero hasta la ternura puede ser un arma. Carlos es espejo y herida. Y el amor, una forma más elegante de tortura. ¿Puede alguien amar a Eduardo sin devorarlo? ¿Puede alguien tocarlo sin dejar otra cicatriz? Este no es un romance. Es un grito. Una confesión disfrazada de novela. Un cuerpo desollado en cada página. Una historia escrita con sangre, semen y verdad. Bienvenido al abismo. Y que Dios te salve si puedes. ¿Fue real? ¿Fue mentira? Solo tú puedes descubrirlo. Que las páginas te lo revelen.