las luciérnagas no brillan de día
Lucía fue mi gran amor desde que la conocí en segundo grado, luego de yo haber repetido dos veces, pero nunca habíamos sido más que amigos, grandes amigos pero nada más. Lucía ya tenía 16 y yo 18, y aunque el tiempo había pasado, sigo viéndola cada día en el colegio, almuerzo junto a ella y su sonrisa de cálidos ojos...