LuisAlfonsoescoba
En un tiempo remoto, antes de que los dioses del Olimpo reinaban sobre la Tierra, existió una era donde los titanes caminaban como gigantes entre los mortales. Estos seres colosales, hijos del Cielo y la Tierra, poseían una fuerza indescriptible y poderes que desafiaban la comprensión humana.
En el corazón de esta era se encontraba Kronos, el más formidable de todos los titanes. Gobernaba con una sabiduría severa y un corazón lleno de ambición. Pero su reinado estaba marcado por una profecía oscura: un día, uno de sus propios hijos lo derrocaría.
Para evitar su destino, Kronos decidió devorar a cada uno de sus descendientes al nacer. Su esposa, Rea, desesperada por salvar a su último hijo, ideó un plan astuto. Escondió al pequeño Zeus en una cueva oculta y engañó a Kronos dándole una roca envuelta en pañales, que él devoró sin sospechar nada.
Zeus creció en secreto, nutrido por la sabiduría de la Tierra y el poder del Cielo. Cuando alcanzó la madurez, decidió enfrentar a su padre y liberar a sus hermanos devorados. Con la ayuda de los otros titanes que se habían rebelado contra Kronos, Zeus desató una batalla épica que sacudió los cimientos del mundo.
La lucha fue feroz y prolongada, pero finalmente Zeus y sus aliados prevalecieron. Kronos fue desterrado y los hermanos de Zeus fueron liberados. Los titanes que se unieron a Zeus fueron honrados, mientras que los que se mantuvieron leales a Kronos fueron encarcelados en el Tártaro, una prisión tan profunda como los abismos de la Tierra.
Con la derrota de Kronos, los dioses del Olimpo ascendieron al poder, y una nueva era de gobernanza divina comenzó. Pero el legado de los titanes no fue olvidado. Sus historias se convirtieron en leyendas, y en las noches más oscuras, se dice que sus ecos aún resuenan en las profundidades de la Tierra.