La venganza es inútil, es algo interminable. Sin embargo, trae consigo una satisfacción y esa es la única sensación que le interesa sentir a la hechicera al menos por un momento. Por que ha perdido algo que la complementaba y alguien debe pagar.
Las Anemonas tenían una belleza sutil que fácilmente podía pasar desapercibida en presencia de flores pomposas. Sin embargo, no se encontraría una flor tan acertada como anemona para describir aquel intenso amor
Lo único que necesitaba era sentir el olor a cítrico mezclado con el de lavanda, la calidez que los inundaba al estar cerca, pero sobre todo aquel confort de esos brazos que lo resguardaban del futuro incierto.
Aunque sus conocimientos no se comparaban con los de ella, haría todo lo posible para seguirle el ritmo, y en el mejor de los casos, escucharía sus explicaciones.
Con un simple roce, era capaz de ver y sentir, cada recuerdo, ya sea agradable o desagradable de una persona. Por eso era renuente al contacto aunque fuera accidental. Solo hubo una vez no sintió nada, y fue maravilloso.