Sangre de Dragón.
Érase el Rey de los mares, un cuervo sin corona y con veneno por sangre. Érase un príncipe azul atrapado en aquella prisión de zafiro a la que llamaban palacio, que corría entre las flores del jardín de la mano de su fiel consejero en busca de libertad. También un elfo con honor, pero de corazón descosido, y el demo...