twelvs_blue
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La conoció un día de lluvia, cuando el cielo parecía llorar por algo que aún no sabían.
Una venía del silencio de los salones dorados. La otra, de pasos libres y mirada limpia.
Entre silencios y ojos que hablaban de más, entendieron que hay algo más fuerte que el deber:
un latido, suave como la lluvia. Desde entonces, el azul dejó de ser frío.
¿Donde termina el deber, comienza el amor?
Es lo que Perla no ha dejado de preguntarse desde entonces.