Karen se aventura dentro de las historias de los libros que leyó. Lleva con ella unas esposas embrujadas y la compañía de sus amigos y su loro mágico, quien hace de narrador, aunque los estríperes están siempre al acecho. *** ¿Quieres un Patch, Edward, viajar como Frodo, o ser Anastasia para que te azoten rico? Nah, ¡mejor vive tu propio libro! Karen debe vivir una parodia de todas las novelas que leyó y salir de allí sin morir en el intento. Karen es una joven lectora como tú y como yo, ella es alegre, tranquila y está cansada de su rutinaria vida. Su deseo más grande es que todo le vaya tan perfecto y de ensueño como en aquellos libros y películas que consume. Pero desconoce realmente qué tan increíble o malo puede ser... ¡vivir una verdadera historia cliché! Cuidado con lo que deseas, no solo se puede volver real, también puede intensificarse. *Aviso: nombres de famosos y algunas marcas han sido escritos de forma errónea apropósito. Historia empieza siendo narrada en primera persona, luego cambia a tercera persona. A la venta en físico por amazon* *Historia ganadora de los Watty 2016 -No, no, debemos ponerle una sinopsis verdadera a esta historia -comentó el loro parlanchín. -Ja, como cuál. -Karen, la humana promedio, descubre que nada es lo que parece y se adentra en la aventura que nunca imaginó... -No, eso es muy común, ¿no te parece? -Y qué tal... Karen la chica bella y sexy pero que no lo sabe, conoce a muchos chicos sexys como solo en los libros se puede, que luego deben competir por ella para poder darle contra el muro... -Ay por Dios, nooo. -¿Sabes qué? Mejor vamos a ver cómo sigue esta historia... Sacó su lista de clichés y continuó escribiendo. *Registrado bajo derechos de autor: 1508154886086

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Soy Rebecca, pero odio mi nombre por lo que me deben decir Becca, me mudé desde Seattle hasta Washington D.C y prácticamente, todo cambió. Uno: Mis padres por su trabajo siempre viajan, por lo que se les ocurrió la brillante idea de mandarme a una escuela donde viven en residencias. Dos: Todas estaban llenas, solo había una donde quedaba un bendito cupo y tres: Es la residencia... Ya ni me acuerdo el nombre, solo espero que las que vivan allí sean simpáticas, porque ni loca me voy a una residencia llena de hombres, antes muerta.