Dr. Choi
Cada visita era una tortura. Encontrarse cada media noche cuando las enfermeras suministraban sus dosis de medicamento para calmarle el maldito dolor. ¡Que lo dejase en paz! A veces deseaba arrancarse el suero conectado a su vena pero no tenía suficientes fuerzas para hacerlo. -Doctor... ah. No lo haga, por favor. ...