Cuentos de Arlan I: El Guerrero
«Vacié mi bolsillo como pude, dejando que el Reloj, mi llave y una pequeña perla de cristal cayeran sobre el pasto. Esa perla diminuta había sido la causante de todo lo que había pasado los días anteriores y, aunque al final la había conseguido, el precio a pagar había sido demasiado caro: ahora Daro estaba libre y s...