Sanemi es un profesor dedicado y responsable por fuera, pero en realidad tiene un fetiche por las heridas. Se excitaba mordiendo y dejando marcas en la piel de las chicas. Había ocultado a la fuerza sus impulsos para tener una vida "normal", pero cuando se topa con Inosuke, un chico problemático cubierto de heridas, sus impulsos vuelven a salir. Después de ver la extraña reacción de su profesor ante sus heridas, Inosuke siente cierto interés ya que podría sacar provecho de ello. ↭↭↭↭↭↭↭↭↭↭↭↭↭↭↭↭ → Ship: Sanemi x Inosuke (SaneIno). → Anime: Kimetsu No Yaiba. → Advertencia: yaoi, relación chicoxchico, diferencia de edad, UA y +18. ✔ Los personajes aquí presentados pertenecen al anime/ Manga Kimetsu no Yaiba, todos los derechos a "Koyoharu Gotouge".

Puede sentir la forma en que su propio corazón se agita de manera feroz en su pecho, la garganta cerrándose y su rostro comenzaba a ser llenado por el calor de su rubor. Y eso la asusta. Le asusta saber que tiene a su Genya encima, afectado por la carne de demonio que muy seguramente consumió en su misión, a pesar de haberle dicho incontables veces que dejara de hacerlo por la posibilidad de atacar a algún humano si no se controlaba, acariciando con sus colmillos la piel que su estúpido uniforme femenino no cubría. Le espantaba que, en lugar de alejarse, de atacar, de sentirse asqueada, en realidad, se sintiera caliente. Excitándose teniendo a su hermano transformado en una bestia feral acorralando su cuerpo contra el suelo. ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ ✿ Un One-shot hecho por el día de los Shinazugawa uajdjs ¡Espero lo disfruten! Créditos de la portada: Twitter: @dan_garjimgar

Shanbuggy | Universo Alternativo | Comedia romántica/ Slow Burn. Siempre que lo observaba en un gesto inusitado, Buggy podía ver el sol de su sonrisa iluminando su vida. Algo así como su propio sol personal, pero así como ese gran astro que constantemente estaba junto a él, temía muy desde lo profundo que su fulgor terminara por consumirlo. Una sensación que le encantaba y lo asustaba en partes iguales. Cuando se le quedaba admirando completamente absorto, Shanks no sabía si era acaso su cabello como el mar o sus ojos rebosantes de estrellas, lo que lo llevaban a mantenerse aferrado a él, así acaso no hubiese nadie más atrayéndolo a su órbita. El solo pensamiento de verlo rondar lejos de su magnetismo le incineraba los huesos de papel. Y sin embargo, ninguno de los dos presentía que los sentimientos cambian como el viento.