El día de los veinte años
Pero la voz en su cabeza que decía esas cosas en realidad no sonaba como ella. Sonaba como su propia madre, los padres de Frida y una docena de otras personas, pero nunca como ella misma. La voz que sonaba como la de ella era más pequeña, más tranquila, pero cuando se volvió de nuevo, se deslizó en el fondo de su ment...