Nuevos personajes. Nuevas locuras. Nuevas amistades. Nuevo chico. La secuela de She is one of the boys está aquí. Dylan Carter logró sobrevivir a un cambio radical en su apariencia, a su caótico penúltimo año de secundaria y a un montón de alocadas, difíciles, incómodas, graciosas y hasta muchas veces absurdas situaciones gracias a sus dos atractivos, y bastante persistentes, mejores amigos, West y Sawyer. Pero, no todo fue tan malo. A raíz de todo lo ocurrido, pudo conseguir a un excelente mejor amigo, a un hermoso y enamorado novio. Y una nueva actitud madura para tomar decisiones. Con Sawyer, Chase y West yéndose a la universidad, la vida de Dylan se resume a intentar no morir de aburrimiento y sobrevivir a su último año con la ayuda de su nuevo amigo, Matthew. Sin embargo, cuando la falta de compañía termina sobrepasándola, y un nuevo chico misterioso aparece con el inusual propósito de joderle la vida, las cosas pueden terminar saliéndose de control bastante rápido. Sí... el último año de Dylan Carter no será tan aburrido como ella creía. * Todos los derechos reservados.

Segunda parte de Enamorada de un idiota. Han pasado meses desde que Giselle salió del campamento, y ahora de regreso en Los Ángeles lleva una vida adolescente completamente normal... o casi. Ha conseguido superar al idiota del que se enamoró... o casi. Está obteniendo buenas calificaciones y se ha comportado... o casi. Bueno, al menos lo intenta, hasta que todo se enreda cuando personas del pasado aparecen en su presente y ponen en riesgo su futuro. Y a pesar de que Giselle está decidida a tomar acción, superar, avanzar y crecer, cuando el corazón se interpone, todo se complica.

Verónica Praxon es una estudiante maravillosa, tiene notas que demuestran su excelencia académica y además es una talentosísima deportista. Su pasión…el patinaje artístico que practica en el Centro de Patinaje de Profesional en Austin, Texas, un lugar que se convertirá en el escenario perfecto para el amor. Después de ganar un concurso local de patinaje en parejas con su mejor amigo Marc, Verónica avanza a las estatales. Pero si no fuera porque su amigo se fracturó el pie en un accidente con su bicicleta ella hubiese asistido emocionada. ¿Pero quién dijo que la vida es justa? Si para Verónica no lo es, menos para un patinador profesional como Matthew Conors, quien debe hacerse cargo de las prácticas de una novata sin aspiración alguna. ¿Podrán superar sus diferencias para ganar la competencia Estatal? ¿Será el amor un impedimento para ellos?