Lo primero que tienes que entender sobre nosotros es que no jugamos limpio, ni justo, ni a medias. Jugamos a ganar. Siempre. Soy Evanna Greyson. Y si me conoces, ya sabes dos cosas: Uno, que no pido permiso. Y dos, que si me ves sonreír... corre. Alguien va a perder, y no voy a ser yo. Mis hermanos y yo no somos "los populares", ni "los problemáticos". Somos los Greyson. El apellido que convierte una advertencia en amenaza, y una broma en estrategia. ¿Arrogante? Puede ser. ¿Cierto? También. Porque en Taylormade no somos estudiantes. Somos ley. Y si no te gusta...adáptate. O desaparece. Los Greyson mandan. Aunque nadie lo haya votado. NO PERMITO COPIAS NI ADAPTACIONES. BEL HERNÁNDEZ ©

Gabe Hallow tiene una habilidad impresionante: hacer que todo el mundo lo odie. Con su humor afilado y su actitud de "no me toques", no hay espacio para nada que no sea incomodidad. Luego está Phoebe Woden, que ilumina cada rincón con su sonrisa y una visión del mundo tan opuesta a la de Gabe que, al principio, parecen destinados a ignorarse mutuamente. Pero el destino (o un profesor metiche), siempre caprichoso (y fan de hacer parejas disparejas), los junta cuando Phoebe necesita ayuda con química. Gabe, el último chico al que le gustaría enseñar algo, acepta solo para conseguir esos puntos extra que tanto necesita para cumplir su sueño universitario. Lo que empieza como una simple tutoría pronto se convierte en un caos de miradas, risas y una tensión incómoda que ninguno de los dos sabe cómo manejar. Entre bromas mordaces y momentos de comprensión silenciosa, Gabe y Phoebe descubren que, a veces, los opuestos no solo se atraen... también se entienden de maneras que no esperaban. Versión 2025 PROHIBIDA SU COPIA U ADAPTACIÓN. BELÉN HERNÁNDEZ

Amar es complicado. Pero amar con Levy cerca... es casi imposible. Gretchen y Austin creyeron que el amor sería cosa de dos. Pero no contaban con el "pequeño" detalle de tener a Levy, su amiga en común, metida hasta el cuello en todos sus planes, conversaciones y, bueno... sus momentos íntimos también. Levy no es mala. Solo es... intensa. Es quien trae los snacks, da los mejores consejos y, de paso, arruina cualquier intento de privacidad. Es como una tercera rueda con Wi-Fi, energía infinita y cero filtro. Pero llega un momento en que ni el amor más tierno sobrevive al caos con nombre y apellido. ¿Hasta dónde pueden llegar dos enamorados para tener una cita sin interrupciones? ¿Y qué hará Levy cuando empiece a notar que quizás sobra más de lo que ayuda? Belén Hernández, 2025