Cien lágrimas de metal
«Hacía tiempo que las luces de neón habían dejado de parpadear. Enérite solo era capaz de imaginarlas; un fantasma en aquellas calles que habían conformado un imperio de pantallas flotantes y edificios que segmentaban el firmamento en grietas luminosas. Ya solo quedaban ruinas». Una promesa de triunfo. Un paso en fals...