marinaalez
Aquel mes de otoño en el bosque, con aquellas típicas hojas anaranjadas, caminos secos y árboles semidesnudos, no pensé encontrar mi salvación. El cazador que estuvo por dispararme, me salvó la vida.
No obstante, no todo iba a ser color de rosa. Lo que sí que no llegué a pensar era en lo asustada que iba a estar. En la clase de compromiso que iba a poner a todos los de mi alrededor de ahora en adelante.
«¿Qué sería de mí una vez supieran todos la verdad? » me repetía bastantes veces.
Por eso mismo... Con miedo de ser localizada, dejé de ser yo misma. Me transformé totalmente en otra persona, y aprendí así a sentir y comportarme como otro ser humano más.