Nunca debieron mirarse así. Dos alfas. Dos mundos que no estaban destinados a tocarse. Pero se miraron. Y ese segundo bastó para que algo se rompiera. No fue amor. Fue obsesión. Silenciosa. Peligrosa. Max no quería compartirlo, ni entenderlo. Quería poseerlo. Desde que percibió su aroma -flor de azahar con tequila- supo que no lo olvidaría jamás. Checo brillaba. Era líder, admirado, amado. El tipo de alfa que no se somete, que no se detiene. Y por eso Max lo necesitaba más. No podía tenerlo tal como era, así que lo transformaría. Si el amor no bastaba, lo rompería. Si el alma no cedía, tomaría el cuerpo. Y así orquestó su plan. Porque si no podía tenerlo como alfa... lo haría suyo como omega.

Sergio Pérez es el segundo hijo del primer Duque del imperio de Stellarum, quien en su primera vida fue condenado a un matrimonio sin amor con el Principe heredero Max Emilian Verstappen, sin embargo después de su muerte regresa un año y medio antes de ese fátidico día, dispuesto a cambiar su futuro, sin importarle que Max se vuelva a atravesar en su camino, porque esta vez no se quedará con los brazos cruzados. Un fanfic Chestappen ambientado en la época Victoriana. Contenido Maduro. (Este es mi primer fanfic BL). Todos los derechos reservados. Pam_1196, 2025. Algunos nombres y marcas mencionadas en la historia no me pertenecen, esta historia es solamente con fines de entretenimiento.

Adaptación || Sergio pasó de ser la vergüenza de su familia y burla del pueblo a ser el omega del emperador Verstappen. || Todos los créditos a la autora original "bear_koo"

Kamui le había dado una única advertencia: No acercarse a ese grupo, mucho menos a Fernando. Pero ¿como explicarle que él lo quería? Chelonso Au

Todo comenzó con una coincidencia de idioma y un cruce de caminos en el mundo de la Fórmula 1. Sergio Pérez apenas daba sus primeros pasos en el gran circo, mientras Fernando Alonso ya era una leyenda viva, con dos campeonatos mundiales en el bolsillo y cicatrices invisibles que solo los años en pista podían dejar. Entre consejos, miradas cómplices y una amistad inesperada, comenzó a tejerse algo más profundo. Pero fue un accidente -uno que lo cambió todo- lo que reveló lo que había en el fondo de sus corazones. Mientras Fernando yacía inconsciente, soñó una vida junto a Sergio. Una familia. Tres hijos que llevaban en sus gestos y risas la esencia de ambos. Un hogar lleno de amor, risas y bulerías, con jazmines en la ventana y una estrella blanca que iluminaba cada anochecer. Lo que parecía solo un sueño, resultó ser el inicio de su realidad. Una historia de amor, de carreras, de familia, de decisiones que transforman la vida. Porque a veces, hay que soñar para encontrar lo que realmente se quiere. Y Fernando lo tuvo claro desde el momento en que despertó: había encontrado a su hogar, y su hogar tenía nombre y apellido.

Dos familias, una rivalidad.