Gotas de sangre con sabor a amor.
[Fue en el verano del 95 cuando la conocí. Ella llevaba dibujada la sensualidad en sus caderas, tenía el pelo largo y con ondas. Un pelo único, jamás había visto uno igual, su color rojo era casi tan encandilante como aquel caluroso sol de Málaga. Su cuerpo bronceado podía casi brillar más que el agua del mar.] Una hi...
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