Lizbeth es una chica de 17 años, que por dentro siente que nació en el cuerpo equivocado ya que ella odia todo lo que tenga que ver con cosas femeninas. David es un chico de 17 años, que en su interior le gustan las cosas de chicas y muchas veces le gustaria ser una. Pero un día estos adolescentes se conocen y por azares del destino cambian de cuerpo entre ellos, y con el tiempo a enamorarse.

Todos en algún momento de la vida, nos encontramos con alguien en nuestro camino. Una persona a quien no puedes dejar de mirar, así haya un millón más a tu alrededor. Esa persona que te roba el aliento con simplemente mirarla de lejos, y que al estar cerca de ti, ni siquiera tocándote, es capaz de hacer que tu corazón se agite y tus piernas tiemblen. Y a mí me pasó con ella. No tengo idea de lo que haya sido. ¿Destino? Es lo que parecía. Ella y yo estábamos destinados, como si la vida misma lo hubiera escrito. El cariño, el querer, el amar; se quedan cortos para poder describir lo que sentía por ella. Sin embargo como en toda felicidad, existe el riesgo de la agonía y el sufrimiento. Así como una flor que poco a poco se marchita, perdiendo hasta el último de sus pétalos.