Hay encuentros que parecen insignificantes, pero esconden el poder de cambiarlo todo. Juan, un adolescente de 17 años, jamás pensó que una simple visita al McDonald's junto a sus amigos marcaría el inicio de una cadena de sucesos que lo arrastrarían a las profundidades de un juego peligroso. Al otro lado del mostrador estaba Spreen, quien apenas notó su presencia... pero fue Iván Buhajeruk quien sí lo hizo. Iván, un joven de 22 años con una mirada que se aferraba como garras en la piel, guardó en silencio el veneno de aquel breve instante. Tal vez fue la burla, la mueca de desprecio, o simplemente la presencia de Juan lo que despertó algo oscuro en él. Aquella noche, Juan se fue a casa sin sospechar que sus palabras habían encendido una chispa. Una pequeña chispa capaz de prender fuego a toda su vida. Porque hay encuentros que no se olvidan. Hay miradas que persiguen. Y hay personas que, una vez que fijan sus ojos en ti, nunca te dejarán escapar. Tal vez Juan no debió ser grosero con Iván.

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