Discro
Efraín Bosch pinta mundos que aún no existen... hasta que comienzan a existir.
A sus 23 años, busca hacerse un nombre como artista, mientras lidia con los hilos invisibles que atan su alma: una familia que nunca lo aceptó del todo, un cuerpo que siente el dolor que no es suyo, y unos sueños que se confunden con la realidad. Mientras el mundo que conoce empieza a resquebrajarse bajo una verdad que no pidió descubrir, hay algo dentro de él, algo que conecta con fuerzas que han dormido demasiado tiempo.
Cuando los bosques susurran en sueños, las corrientes del cuerpo se agitan y las miradas arden como brasas, Efraín deberá decidir si su destino está en los lienzos... o en la magia que corre por su sangre.
Porque a veces, los ojos no solo ven.
A veces, los ojos heredan.